Yo tenía cierta propensión de ser quien daba la bienvenida al nuevo integrante de cualquier grupo al que perteneciera, en tales circunstancia fue que me acerqué de forma especial a Felipe, a partir de lo cual se fundó una amistad que al poco tiempo se consolidó aún más por nuestra posterior coincidencia en la música.
Una mañana de aquellos días, mientras esperaba el transporte colectivo para ir al colegio, me encontré con Felipe, quien, si mal no recuerdo, habría de utilizar el mismo bus urbano que yo (nuestros respectivos colegios se hallaban cercanos entre sí), me preguntó si acaso tocaba guitarra, agregando que me había divisado con una bajo el brazo por allí, y yo, pensando que probablemente me vio cuando me dirigía donde un vecino que teníamos en común, y de quien aprendía mis primeros acordes, le conté de aquél que me enseñaba durante algunas horas a la semana. A partir de entonces, nuestra amistad de niños comenzó a girar entorno a este interés común, pues, Felipe, también iniciaba su relación con el mismo instrumento.
Después, en el contexto de algunas jornadas en que nos juntábamos a compartir cada nueva canción aprendida, concebimos una suerte de dúo al que le pusimos por nombre "Dúo Jara", simplemente por no darnos la tarea de buscar un nombre más original, pero además, por dejar en claro, fehacientemente, nuestra común admiración por Víctor Jara (otro importantísimo punto de coincidencia)... Nuestro repertorio de aprendizaje con la guitarra estuvo marcado por sus canciones, que en aquel entonces correspondían a los sonidos más significativos y proscritos bajo la dictadura de Pinochet.

Recuerdo también que el libro Víctor Jara Un canto Truncado, escrito por Joan Jara, su viuda, nos remeció profundamente al cabo de una lectura intensa que tuvo cada cual sobre sus páginas, turnándonos aquel ejemplar prestado.
Con Felipe Rojas, como dúo, cantamos en unas cuantas peñas, que eran los eventos artísticos y contestatarios más comunes de la época. Y creo que estas presentaciones en público fueron, para nosotros, las primeras experiencias sobre un escenario.
Volviendo a nuestro vínculo con Víctor Jara, recuerdo también que junto a Felipe y tres de sus hermanos, vimos por primera vez, en una especie de centro cultural, tal vez ligado a la Iglesia Católica, el único vídeo rescatado de Víctor, aquel de su concierto filmado en Lima, Perú.
Felipe Rojas, actualmente, sigue vinculado a la música. Después de haberse radicado en Alemania hace varios años, donde inicialmente fue contratado por la Opera de Berlín, se ha desarrollado como un destacado tenor lírico chileno en los escenarios más importantes de Europa, Asia, norteamérica y Oceanía. Su paso destacado por el grupo musical Barroco Andino, de alguna manera, supongo que despertó sus expectativas en el extranjero. Agrupación con la cual realizó sus primeras giras a Europa, y donde ha dejado plasmada su potente voz en la producción discográfica de nombre Cordillera, publicada por el Sello Alerce.
Yo he estimado plasmar acá estos recuerdos de nuestro vínculo y sus orígenes porque debo decir que Felipe tuvo un grado de influencia significativa sobre mis primeros acercamientos al canto, debido a su talante escénico natural, caracterizado además por su capacidad vocal, capaz de dejar a la audiencia en el más absoluto silencio. Su voz es una condición natural, heredada, seguramente, de su madre, Mercedes Velozo, que cantaba también, y a quien yo recuerdo con cariño.
Yendo más atrás en el tiempo, incluso antes de conocernos, coincidentemente, se juntan nuestros respectivos abuelos paternos en un vínculo profesional. El mío, Roberto Farías Boza, en su calidad de contador, prestó servicios para la Fundición Progreso, empresa fundada por su abuelo, Santiago Rojas. La fundición, a la fecha de la presente crónica, es dirigida por el padre de Felipe, también de nombre Santiago, quien sigue instalando bustos a lo largo de nuestro país, en homenaje a los hombres importantes de nuestra historia, como el exhibido en honor a O´Higgins en el Congreso Nacional, en Valparaiso.

Javier Farías Aguila

Aquí la voz de Felipe Rojas Velozo para Barroco Andino.
2 comentarios:
Javier Hola soy un hermano de Felipe y esta muy bella la pagina , se nota que hay historias, un abrazo .
Mauricio Rojas Velozo
+56969050716
Mauricio, te agradezco y me da mucho gusto saber de ti nuevamente después de tantos años. Te llamaré... Y claro, son historias en relación a tu hermano que un día se me ocurrió escribirlas, porque tienen que ver también con el sentido de este blog, en lo musical.
Publicar un comentario