“No somos de derecha ni de izquierda” dijo el presidente de
la Asociación de Emprendedores, Juan Pablo Swett, intentando despercudirse
de una posición política; y agrega lo siguiente, dejando al descubierto, por
evidencia, lo que aún así quiso ocultar a toda costa como el alma de su
posición: “No somos empresarios, pero
aspiramos a serlo“…
Todo lo dice en medio de sus argumentos contra la Reforma
Tributaria, estimada por él como perjudicial para su sector, especificando que con la eliminación del FUT le costará más crecer y que en vez de 6 tendrá que contratar
sólo 3 personas, dado que no podrá contar con las utilidades re-invertibles, que en esa condición se liberan del pago de impuesto; es decir, el
viejo principio hipócrita y abusivo que ha servido de base institucional para
crear las condiciones tributarias vigentes, instauradas por la dictadura de
Pinochet, aquello de que "hay que cuidar a los empresarios porque crean puestos
de trabajo"… A esta altura senil de la experiencia, no podemos sino inferir que algunos, además, se aferran desesperados al burdo pretexto para
seguir contando, ya sea para su riesgo personal como para su éxito proyectado, con
la “subvención estatal” que significa no pagar el impuesto justo de justicia social, a fin de convertirse en los nuevos ricos indiferentes
o seguir consolidando su condición de tal: Menos
riesgo para la caja empresarial a costa del bolsillo de la inmensa mayoría
de los chilenos en esta condición de violenta desigualdad social.
Se pretende seguir eternamente, o estúpidamente hay que decir, bajo “la intachable moral”, “el buen criterio” y “la buena fe”, inexistentes, de los grandes empresarios, para seguir determinando la suerte de todo un pueblo…
Se pretende seguir eternamente, o estúpidamente hay que decir, bajo “la intachable moral”, “el buen criterio” y “la buena fe”, inexistentes, de los grandes empresarios, para seguir determinando la suerte de todo un pueblo…
Comprendiendo la naturaleza de todo aquel que emprende o
agiganta un negocio bajo la norma inmoral cimentada en nuestro país (no es la
actividad como tal lo reprochable sino la deformación legal que estimula y acoge sus vicios) ¿vamos a pretender la
filantropía de los grupos que tienen un exclusivo interés económico? porque de eso todavía,
aunque parezca inverosímil, pretenden persuadirnos con su discurso... hasta la pregunta se oye muy ingenua, y añeja…
Aún así, con su antifaz y bendiciones
requeridas, intentan sostener algunos -los
pocos a costa de la inmensa mayoría- “su sueño” de riqueza maquiavélica, y personal
antes que nada. Queriendo convencernos y hasta auto-convencerse de una mentira
insostenible a la luz de los resultados, que han afectado y siguen afectando a
tantas generaciones de chilenos, despreciados por la alcurnia dominante que goza
de las protecciones institucionalizadas para su enriquecimiento, sin la más
mínima noción de solidaridad.
Aquello de la función social "incuestionable" en sus emprendimientos ha sido la mentira más estúpida que pretenden seguir usando como lubricante para mantenerlo todo tal cual.
Javier Farías Aguila