Y si no era esto lo que se quería dar a entender en medio de continuas referencias a las prácticas transparentes además, allí el desatino y sus secuelas comunicacionales (o dígase más bien naturales), pero esto último es la mención de un aspecto menor... Lo grave, partiendo por cierto del evento en sí mismo, ha sido descubrir, una vez más (y con mucha rabia del perogrullo en este ámbito), que la imagen nos dice una cosa, y las evidencias, cada vez más, otra muy distinta...
JFA.
Del Gatopardo (Tomasi Di Lampedusa):
Por el rey, que representa el orden, la continuidad, la decencia, el derecho y el honor; por el rey que es el único que defiende a la Iglesia, que impide que se venga abajo la propiedad, que persigue "la secta".
Bellísimas palabras éstas, que indicaban todo cuanto era amado por el príncipe hasta las raíces del corazón. Pero había algo que, sin embargo, desentonaba. El rey, muy bien. Conocía bien al rey, al menos el que había muerto hacía poco; el actual no era más que un seminarista vestido de general. Y la verdad es que no valía mucho.
-Pero esto no es razonar, Fabrizio -replicaba Málvica-, no todos los soberanos pueden estar a la altura, pero la idea monárquica continúa siendo la misma,
También era verdad.
-Pero los reyes que encarnan una idea no deben, no pueden descender, por generaciones, por debajo de cierto nivel; si no, mi querido cuñado, también la idea se menoscaba.
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