Toda la inspiración pasó por el frío de estar allí.
¿Cuál el desamparo de estar así contigo mismo?
La condición aquella era un mensaje para la muerte:
¡no temo! era de aquello que faltaba por vivir.
La verdadera soledad es el abandono propio.
Yo estoy acá para vivir y contar más bien lo que me falta:
lo que tengo sigue siendo poco, y cada vez menor a lo que intuyo.
Debo transitar por donde nadie comprende lo que debo.
Ni yo siquiera salvo por las señas de un lugar remoto
que pugna por ser hallado en su confusa coordenada.
Javier Farías Aguila
No hay comentarios:
Publicar un comentario