la generosa persistencia mutilada,
la serena vigilancia inadvertida...
El harapo majestuoso de los eucaliptus.
El aroma boticario y quejumbroso de su altura.
Y la fascinación del arcoíris
sobre su epitelio,
su tallo despojado,
su renuevo.
Javier Farías Aguila
*Todas las imágenes fueron captadas en la "Laguna de la luz", Curauma, Valparaíso.
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