sábado, 23 de enero de 2016

Concierto barrial en Villa Olímpica 2016













En plazas y parques de la comuna de Ñuñoa, en Santiago de Chile, se llevan a cabo estos conciertos de verano, al aire libre, organizados y financiados por la Corporación Cultural de dicha comuna.
El día 5 de febrero le corresponde a nuestro trabajo.
Son conciertos cercanos a la gente, a los vecinos, a sus barrios, y allí, en la Villa Olímpica, llegaremos con nuestras canciones y discos, apoyados por el mejor sonido a cargo de Tacho Producciones.
Quedan cordialmente invitados. La entrada es liberada.

Javier Farías A.


viernes, 22 de enero de 2016

Permítase disentir... (Vicente Huidobro)

(…) Queremos hacer un arte que no imite ni traduzca la realidad; deseamos elaborar un poema que tornando de la vida sólo lo esencial, aquello de que no podemos prescindir, nos presente un conjunto lírico independiente que desprenda como resultado una emoción poética pura.

Nuestra divisa fue un grito de guerra contra la anécdota y la descripción, esos dos elementos extraños a toda poesía pura y que durante tantos siglos han mantenido el poema atado a la tierra.

En mi modo de ver, el "creacionismo" es la poesía misma; algo que no tiene por finalidad, ni narrar ni describir las cosas de la vida, sino hacer una totalidad lírica independiente en absoluto. Es decir, ella misma es su propia finalidad.

En general, los poetas de todas las épocas han hecho imitaciones o interpretaciones más o menos fieles de la vida real.

Yo creo, y esto es fácil concederlo, que una obra de arte mientras mejor imitada o interpretada esté será menos creada.

De esta forma Huidobro responde a la pregunta ¿Cuál es la estética del creacionismo?, en una entrevista que le hiciera Angel Cruchaga Santa María, titulada Conversando con Vicente Huidobro).



Permítanos disentir, unos cuantos años después, en este siglo XXI, al pie de su tumba, y aún se entienda lo contrario, rindiendo al mismo tiempo un homenaje:  no conmueven, ni parecen “tomar de la vida solo lo esencial”, ni creo fueran revelación de ninguna especie  los versos con forma de corbata, o de Torre Eiffel, como de tal manera este último, entre otros ejemplos, Apollinaire ha de sugerírsenos como el antecedente más inmediato que ha tomado Huidobro, en su empeño por alejar los versos de una descripción de la realidad palpitante y carnal y elemental, entre otros argumentos buscados, o rebuscados habría que decir, para sostener la fundación del “nuevo arte”…
  
Le concedo a esto no más que la experimentación, un juego acaso, un artificio a modo de estrategia, la búsqueda necesaria tal vez, un divertimento para quien lo hace, o algo así como las gafas para ver en 3D (mas no los ojos), el anhelo de lo nuevo más que lo nuevo del anhelo, pero nunca el resultado, porque no lo hubo, en tal sentido de replantear, o redefinir, nada menos, que la poesía misma.

Sin embargo, me imagino al poeta, finalmente, como un niño que no le hacía daño a nadie, y cuya arrogancia y soberbia (solo disuasivas), en la expresión de tales empeños, no eran sino bajo términos inocentes, casi tiernos, y tal vez bastante más profundos que los “manuales de uso” para esta "nueva máquina maravillosa” llamada Creacionismo.

Huidobro tenía los recursos económicos para publicar sus propios libros, para viajar a Europa por sus propios medios, y seguramente, más de alguna vez, para poder asistir a los amigos genios pobres, ofreciéndoles cierto auspicio o cierta ayuda en algún momento clave quizá, de aquellos en que los artistas pasan hambre cuando se hallan sumergidos en la "búsqueda". Además, por cierto, tenía para ofrecerles un punto de coincidencia, una cofradía intelectual, una conversación derivada en inspiración genuina, qué duda cabe. Pero, probablemente, nunca hubiéramos estado hablando de Huidobro si éste no hubiese contado con tales recursos, y esto no es un juicio por ello ni menos restarle valor a su obra, que fue su recurso mayor, y a partir del cual sabemos que triunfó, y en plena coherencia con sus voces internas…

Se me ocurre, mientras bebo un café y tomo apuntes, que su historia -imaginen el porqué-  puede parecerse a la del Che, guardando las proporciones y el contexto, que, en alguna parte no menor, deban no guardarse tanto… Huidobro, pudo tener una vida bastante más "cómoda" que la que tuvo, es decir, haciéndose cargo de los planes que su padre tenía para él (leer “Huidobro: la marcha infinita” de Teiteilboim), pero esto era inversamente proporcional con todos los significados de aquel par de palabras hermosas, no obstante tan comunes como no tan esgrimidas comúnmente: pasión e intensidad (“el río que corre como un perro azotado”), palabras que suelen costarnos la “comodidad” de los preceptos, aunque también deba decirse la “sensatez”...  Y a partir de allí, de ambas, no cabe duda, su vida fue la poesía misma, la sinrazón, que por alguno de sus volcanes, llámense “la nueva poesía” o “creacionismo” o nada, vinieron a parar al mundo como el magma indesmentible, brutal, en su paso quemante, y rebelde, ¡y rebelde! (“un caballo que se va agrandando a medida que se aleja”), y tan real como el juego de no serlo…  

Javier Farías Aguila






























Javier Farías, camino a casa y tumba
de Vicente Huidobro. Diciembre 2015.


Vista desde la casa de Vicente Huidobro, Cartagena, Chile.