viernes, 1 de diciembre de 2023

martes, 24 de octubre de 2023

La locura de Almayer / Joseph Conrad (Impresiones literarias)

 


Relato que aborda también el colonialismo holandés, la supremacía racial implícita, el abuso, la subyugación...


Destaco:

En ese espacio despejado, trabajaba Almayer en su mesa, no muy lejos de una puertecita verde, en la que siempre había un malayo vestido con una faja roja y un turbante, y cuya mano, que sostenía un cordel que colgaba del techo, subía y bajaba con maquinal regularidad. La cuerda movía el punkah* del otro lado de la puerta verde, donde se ubicaba la oficina privada, y donde el viejo Hudig, el patrón. se sentaba en su trono y celebrando ruidosas reuniones. (p. 12)

*Destaco este párrafo porque aparece la palabra punkah (gran abanico de palma colgado del techo), y que en el relato "El hombre que sería rey", de Kipling, también aparece. Esta palabra puede volverse un problema para la traducción desde el inglés antiguo (son escasas las referencias). Una vez resuelto su significado podemos optar por dejarla tal cual en la traducción al español, y en cursiva, como ha sido en este caso; o bien, referirse al objeto no por su nombre (que no tiene equivalencia conocida en español), sino por su descripción.


Estaba dotado de una imaginación fuerte y viva, y en ese corto lapso de tiempo vio, como en un relampagueo de deslumbrante luz, grandes pilas de relucientes florines, y se apercibió todas las posibilidades de una existencia opulenta. El respeto de los demás, la indolente facilidad de la vida, para la que se sentía muy dispuesto, sus barcos, sus almacenes, sus mercancías (el viejo Lingard no viviría para siempre), y coronándolo todo, en el lejano futuro brillaba como un palacio de ensueño la gran mansión en Ámsterdam, ese paraíso terrenal de sus sueños, donde, elevado a rey entre los hombres por el dinero del viejo Lingard, pasaría el atardecer de sus días (o el ocaso de su vida) en inefable esplendor. (p. 17)


Sin embargo, como correspondía a su carácter resolutivo, al cabo de todos aquellos años la sinceridad de los propósitos bárbaros e intransigentes características de sus parientes malayos le pareció preferible a la pulida hipocresía, a las simulaciones corteses y a las virtuosas pretensiones de los blancos con los que había tenido la desgracia de entrar en contacto. Después de todo era su vida, y lo sería también en el futuro, y así fue cayendo cada vez más bajo la influencia de su madre. Aspirando, en su ignorancia, a encontrar la mejor solución para aquella vida, escuchaba con avidez los cuentos de la vieja sobre las pasadas glorias de los rajás, de cuya estirpe era heredera, y sintió cada vez más indiferencia y más desprecio por la raza blanca de la que descendía, representada por un padre débil y sin raíces. (p. 53)


En esos largos años, ¡a cuántos peligros escaparon, a cuántos enemigos se enfrentan con valentía, a cuántos hombres blancos engañaron! Y ahora veía en el resultado de tantos años de trabajo paciente: Lakamba estaba intimidado por la sombra de un peligro inminente. El gobernador se estaba haciendo viejo, y Babalatchi, consciente de una desagradable sensación en la boca del estómago, se llevó ambas manos al vientre, y percibiendo de pronto, con vívida y deprimente claridad, que él también se estaba haciendo viejo, que el tiempo de la audacia temeraria había pasado para los dos, y que tenían que buscar refugio en la astucia prudente. (p. 100)


Se calló de pronto y observó a sus invitados con una mirada significativa. Mientras ellos reían, seguía recitando para sus adentros la misma historia: "Dain ha muerto; es el fin de todos mis planes. El final de toda esperanza y de todo lo demás". Su corazón estaba oprimido. Sintió una especie de malestar mortal. (p. 137)


-Mató a hombres blancos! -lo interrumpió Nina.

El oficial la miró asombrado.

-¿Qué? ¡Cómo! Usted... Balbució confundido.

-Podrían haber sido más -lo interrumpió Nina- Y cuando coja a ese sinvergüenza, ¿se irán de aquí?

El teniente, aún sin palabras, asintió con una inclinación.

-Entonces yo se lo entregaría aunque tuviera que meterme a buscarlo en una hoguera -estalló con intensa pasión-. Odio la imagen de vuestros rostros pálidos. Odio el suave sonido de vuestras voces. Esa es la manera en que habláis a las mujeres, dejando caer palabras dulces ante cualquier cara bonita. Ya he oído antes el sonido de vuestras voces. Tenía la esperanza de vivir aquí sin ver otra cara blanca, excepto ésta -agregó en un tono más suave, tocando delicadamente la mejilla de su padre. (p. 158)


Su deseo de vivir lo atormentaba en un paroxismo de agónico remordimiento. No tenía valor ni para moverse. Había perdido la fe en sí mismo y ya no quedaba nada en él de lo que hace que un hombre sea hombre. El sufrimiento persistió, porque está establecido que permanezca en el cuerpo humano hasta el último aliento, y persistió el miedo. Vagamente, podía mirar en las profundidades de su amor apasionado, ver su fuerza y su debilidad, y sintió miedo. (p. 187)

JFA





Alfredo Zitarrosa (Entrevista)

Destaco:

"Son muchos los poetas que obran en el alma de quien por ahí frecuenta el verso: Rilke, Saint-John Perse, Vallejos, Machado, etc.".

"Nunca me bañé dos veces en el mismo río, suele ser diferente cada día el Santa Lucía, además allí aprendí a pescar por ejemplo, que es otra de las cosas que en la vida importan: saber aguardar"...

"La milonga es negra, el candombe es negro, y el tango posiblemente sea negro también, por lo menos allá en sus remotos orígenes. 'Dejá a los negros tocar tangó', cuando se quejaban de que los negros estaban haciendo bochinche en nuestro país"...





jueves, 10 de agosto de 2023

Los certámenes, competir o compartir (Artículo)

En el contexto de la creación musical, literaria o de cualquier otra expresión artística (y en el de toda experiencia humana en realidad), me quedo con aquello de "más compartir que competir". 

De alguna manera, la opción por uno u otro, tiene que ver con la diferencia entre "querer alcanzar un sueño en sí mismo" versus "sentir que tenemos algo que aportar o decir". En esto último el concepto del triunfo no tiene cabida ni sentido, y no por juicios al respecto, sino simplemente porque no le es natural. 

Sin embargo, el arte, como todo mensaje, quiere llegar a su destinatario, y allí nuestra confusión o sentimiento contradictorio con respecto a los certámenes: pueden ser útiles para la divulgación si es que los vemos (ante la eventualidad de ganar) como un medio más que como un dispensador de valor.

Ahora, en otro aspecto de la cuestión, los certámenes, así como las actividades de tipo mercantil con relación al ejercicio musical o cualquier otro tipo de dedicación artística, también son útiles si queremos consagrarle (al arte) la totalidad de nuestro tiempo en tanto nos estemos ganando la vida en ello. 

El problema radica (cortocircuitos en el alma) en que desde aquel impulso creativo inicial y trascendente, terminamos desplazándonos -y a veces en anulación de lo anterior- hacia todo un esfuerzo premeditado con el objetivo de ganar festivales o producir dinero. En el caso de la música popular chilena los ejemplos abundan: respectivamente y guardando las proporciones en cuanto a los intereses temáticos de cada cual, pienso, por ejemplo, en un Nano Acevedo o en un Pablo Herrera.

En virtud de lo anterior es donde las clasificaciones, distinciones o discusiones, en cuanto a qué tan genuina o no sea una creación artística (genuina o libre de toda subordinación a pautas o normas para participar), se tornan algo confusas de arribar. Porque podríamos encontrarnos con un producto que, aunque técnicamente sólido (a ojo de jurados o de criterios mercantiles), ha simulado o sacrificado el espíritu, o los "duendes" de Lorca, o "la primavera insurreccional" de Neruda, tras haberse volcado por completo al propósito de "ganar".

No obstante, hay cosas que no revisten confusión alguna, y tienen su lugar claramente identificado, y es que los criterios de comercialización corresponden a materias más bien propias de quienes publican y distribuyen una obra, haya sido afectada o no esa producción artística con tales propósitos por el propio creador incluso (concediendo que también existen los creadores que participan con ese fin: el de vender). A la vez, se descarta toda confusión también, en que la creación artística, completamente ajena a la comercialización en su proceso creativo, tiene el inmenso valor humano de toda su verdad o su desgarro contenidos allí (y, paradójicamente, esto también tiene su "público objetivo").

Es decir, que toda obra pueda ser comercializada después -sólo después y sin condicionamientos que afecten su proceso de gestación- es otra cosa, y ajena a toda tentativa de tipo competitiva.

Silvio Rodríguez debe ser la máxima expresión latinoamericana en tal sentido, porque, además, en su caso, se debe tener en cuenta su total independencia de los grandes conglomerados de la industria musical, con quienes trata de igual a igual y tan sólo para efectos de la distribución, dado su inmenso impacto popular. Popularidad para la cual no tranzó con nada ni nadie si consideramos que más aún se ha mantenido leal -y en total independencia económica de este- al régimen cubano que le allanó el camino a poco de sus inicios, como miembro que fue de una institucionalizada y remunerada Nueva Trova Cubana (de la que sigue siendo un miembro histórico pero sin que la agrupación persista como una institución actual al amparo económico del Estado cubano). 

Cabe mencionar que ni el gran Pablo Milanés pudo quedar al margen (o no quiso mantenerse al margen) de los grandes conglomerados para continuar su brillante trayectoria, cuando, a fines de los noventa, por un pacto contractual, su catálogo discográfico pasó a manos de la multinacional Universal Music.

Para cerrar este artículo, y ya que hemos mencionado a Silvio y a Pablo, y tratándose de la preferencia por compartir en vez de competir, recuerdo, según palabras del primero (Silvio), que -ante el ofrecimiento que le hicieran de integrar un proyecto discográfico de la Nueva Trova, dedicado a la musicalización del poeta José Martí por parte de sus integrantes- se abstuvo de participar, argumentando que Milanés ya lo había hecho maravillosamente bien, y que su participación hubiera sugerido una suerte de competencia, inadmisible para él... Y se entiende que no sólo desde el punto de vista de lo humano, sino que, con mayor razón y en virtud de lo reflexionado, competencia inadmisible desde lo genuinamente parido con el alma también.

JFA


Nota aparte: 

A propósito de lo anterior, recordé también que en Chile ocurrió lo propio con respecto al Poema 15, de Neruda, que a pesar de haber sido tan hermosamente musicalizado por Víctor Jara, más de alguno intentó después su propia musicalización sobre el mismo, incluso siendo declarados y reconocibles admiradores de la obra de nuestro cantautor...

Caso aparte, absolutamente aparte -porque se podía dar el lujo de hacerlo con total propiedad, a la luz del tremendo artista y cantautor que fue, y a la luz de aquella musicalización tan emocionada y emocionante que hizo de la obra de Antonio Machado- sería mencionar a Alberto Cortez, quien también se permitió musicalizar el Poema 15 (si es que no lo hizo antes que Víctor).





 

martes, 8 de agosto de 2023

El preciso mensaje para los jóvenes, de Volodia Teitelboim

"Que defiendan el derecho a un ideal. A un ideal también de vida dentro de una sociedad. No para ser personas importantes sino, sencillamente, para alcanzar el humanismo, la realización del ser humano. Porque ese es el objetivo incluso de la democracia: que cada persona pueda realizarse en sus sueños personales.

Eso no significa ser un héroe ni ser presidente de la república ni nada importante, sino que haga lo suyo, y que, como persona madura, no abandone su ideal. Mantenga esa bandera de sí mismo.

Y no se deje ganar por el mercado, por el dinero. No venda su alma. Y que también se incorpore a la sociedad, que no sea un lobo solitario, sino que se integre a la sociedad haciendo lo que le corresponde. Y que se aleje de la droga. No admita la autodestrucción, el suicidio. Que admita lo que defienda el derecho a la vida, y a una vida completa y productiva. No hablo tanto del dinero, sino de la realización de sí mismo desde el punto de vista cultural.

Y si le gusta la poesía, que escriba poesía también. Y si tiene predisposición científica, que lo haga… Si tiene condiciones para la técnica (literaria), que lo haga. No estoy hablando de una aristocracia poética porque no existe. Estoy hablando de que el hombre cumpla consigo mismo, con lo que quiere su espíritu. Y puede ser muy modesto también: un obrero, o ser un campesino, haciendo lo suyo. La mujer, haciendo lo suyo. Pueden ser, algunas que lo quieran, amas de casa y estar con sus hijos, o ser presidentas de la república"…

(Entrevista y registro efectuados por el Instituto Miguel de Cervantes)






viernes, 16 de junio de 2023

Miguel Littin, Patricio Manns, y los derechos (Artículo)

A propósito de Miguel Littin y esta, su breve filmación histórica; y a propósito de Patricio Manns, a partir de cuya conmovedora canción surge el título y el argumento para la misma ("Por la tierra ajena"); pero también a propósito de los "derechos" aludidos por el mismo Littin haciendo referencia a la "Sociedad de la Igualdad" de 1850, en su discurso como presidente de la primera sesión del nuevo Consejo Constitucional, podemos concluir, una vez más, que la cuestión no son los derechos constitucionales ni sus garantías, sino cómo hacernos (la inmensa mayoría de los chilenos) del "objeto" de tales derechos en igualdad de oportunidades, es decir: todos tenemos derecho a una buena educación y a una buena salud (nadie lo impedirá), pero se vuelve una expresión retórica cuando no tienes con qué pagar un "Saint George's College" o una "Clínica Alemana"... Una buena relación de todo esto con la canción de Patricio Manns  (música de la filmación) podemos apreciarla en esta parte de su letra: "El agua es para los otros, también de otros la esperanza"... (Sin embargo, curiosamente, "el derecho" sigue siendo de todos).

Un "bello texto" constitucional podrá expresar tu derecho sobre cosas fundamentales que, finalmente, en términos de su buena calidad, no sólo no podrás tener (a no ser que pagues muy bien por ello) sino que, además, de no tenerlas, tampoco podrás hacer valer derecho constitucional alguno sobre ellas, por más que se halle "consagrado" ahí.

JFA




jueves, 11 de mayo de 2023

Acerca de Patricio Bañados y la crítica a su correcta pronunciación de autores y obras de la música selecta (Opinión)

¿Qué tal si a nuestro personaje le gustaban los idiomas? (de hecho, era bilingüe). Un amante de las lenguas difícilmente pasará por alto la autoexigencia en materia de la pronunciación correcta, y menos tratándose de un comunicador. Nosotros, los chilenos promedio y no profesionales de las comunicaciones, podemos decir "wifi" o "colgate" tal como se escribe, y sin remordimientos por ello... En otro aspecto del aporte de Patricio (bastante más visible que lo del paradójicamente cuestionado ímpetu por la buena pronunciación de la lengua extranjera), podemos destacar también su relato ameno acerca de autores, obras y hasta de literatura allí en la Beethoven; era una tremenda contribución e invitación a la sensibilidad y al conocimiento, incluso para un niño... Y en cuanto a lo mal o a lo poco que les importa a los comunicadores europeos pronunciar bien nuestra lengua, cabe preguntarse cuánto de espíritu de supremacía o colonialismo radica en ello... Como sea, la destacada contribución de Patricio Bañados -desde cómo supo hacerlo y más allá de los estereotipos, complejos, prejuicios o rasgos propios del chileno tipo que tan sólo quiere aparentar "tener cultura" (aludidos en la crítica como trasfondo del esmero de Patricio por la buena pronunciación)- fue demostrada y se echará mucho de menos entre quienes tenemos a la radio Beethoven como una compañera cotidiana...

Patricio Bañados: periodista, locutor en radio Beethoven, destacado comunicador chileno de radio y televisión nacido en 1935, fallecido el 7 de mayo de 2023.

Nota: La mencionada crítica a la que respondo, fue efectuada por un destacado musicólogo nacional a través de la RR.SS. 

JFA




miércoles, 8 de febrero de 2023

La lA y el arte... o helarte (Artículo)

No hay vuelta atrás; por más que manifestemos nuestro pavor al respecto, esto no se detendrá, y es altamente probable que los Nobel de Literatura, los Grammys o los Óscar del futuro, sean obtenidos por los mejores "creadores" que se valieron de la inteligencia artificial.  

La Inteligencia Artificial no tendrá límites para absorber toda la información necesaria a fin de volverse tan infalible como indetectable. Y lo peor de lo indetectable será cuando alguien, en ese futuro tan previsible, quiera convencernos de que su obra es humana -cuando verdaderamente lo sea- y que no se ha valido de la IA para lograr la excelencia que eventualmente hubiere de alcanzar. 

Por nombrar algunos, los profesionales del diseño o de la traducción estarán entre las primeras víctimas del fenómeno de la IA: se volverán prescindibles. Y a pasos agigantados la IA irá sustituyendo a poetas y cantautores de carne (o de alma más bien), cuando apenas en su desarrollo, ya casi tan perfectamente bien, ha sido capaz de emular a pintores y cineastas. 

La futura generación de poetas no verá problema alguno en el soneto "sin desgarro" que podrá concebir desde un modelo de lenguaje alimentado y actualizado con todo lo que ha sido la historia de la experiencia literaria genuina... excepto la sangre, la vida y la muerte que hubo detrás.

Poco a poco, en nuestra condición de espectadores, seremos engañados con "procesos mentales creativos" y "esencialidades humanas"; todo eso simulado a la perfección y a la medida de nuestros requerimientos, como los consumidores insaciables que somos y que lo seremos cada vez más, en búsqueda de la entretención ilimitada (porque finalmente será cuestión de entretención nomás; de alimento para el alma, ni hablar)... Sentir pavor al respecto tal vez sea poco decir.

Sin embargo, esos consumidores del futuro -ya no personas, ya no seres humanos, sino consumidores netos, que están por nacer o que son niños aún- no tendrán la noción que tenemos nosotros hoy de esta tragedia como tal. Es decir, no tendrán noción de haber perdido nada, tampoco de haberles acaecido transformación alguna, pues esta habrán de constituirla y vivirla, sencillamente, a plenitud del sentido con que fue concebida, y más sombrío aún: a plenitud del sentido que adoptará como consecuencia de su condición, acaso deshumanizante.

JFA