sábado, 3 de octubre de 2020

A mi no por favor; estoy orinando (diálogos)


- Le mandé un mensaje a Leticia hace tres horas, por Whatsapp; lo dejó "en visto" pero no me responde -dijo Amelia.

- ¿Y de qué trataba ese mensaje?  -le preguntó Guillermo.

- Era un enlace en realidad, una canción que le quise compartir, una que supuse que le gustaría.

- Ah, ¿y de eso esperabas una respuesta? Claramente no era un diálogo, no había una conversación de la que ella estuviera enterada al menos. Sólo compartiste algo... así que olvídalo.

- ¡Sí, pero que siquiera me comente algo al respecto!; que le gustó, que lo verá pronto, no sé... lo que sea.

- ¡No puede ser que eso te preocupe de verdad! -replica Guillermo-. Es probable que ella esté realmente ocupada, con su celular descargado, o simplemente se desconectó un rato de todo esto. No prejuzgues lo que esté detrás de su no reacción... ¿Te has dado cuenta, Amelia, que estos sistemas nos agotan en cuestiones insignificantes?: que me comentó, que no, que me dejó "en visto", que debo responder inmediatamente o sino pensará que estoy enfadado... Pareciera que poco a poco -y por favor no te ofendas con esto- nos estamos volviendo estúpidos bajo el patrón de conducta establecido por estos sistemas. Yo por lo menos me cansé... Se han ido instaurando una suerte de códigos de comportamiento más que de lenguaje, que no estoy dispuesto a aceptar. Me niego, me rebelo ante la nueva circunstancia expresiva, y más si se trata de tener que usar esos "monos" o emojis, porque sucede que, además, me gusta la palabra, me provoca la palabra. ¿Cómo habría de tomar en serio un mono de mierda con toda su predeterminación de colores y formatos y gestos, sugeridos para mi "cómoda selección" según lo que esté sintiendo o padeciendo incluso?

- Ya ya, Guillermo, detente -le interrumpe Amelia-, ahora el exagerado eres tú. No debí comentarte lo del puto mensaje aquel, porque te largas con tu análisis filosófico, sociológico, y no sé qué mas; y no es el caso. ¿Y sabes qué más? me duele la cabeza, y se me agudiza cuando empiezas con tus reflexiones...

- Ah ¿ves? Yo sé por qué te duele, y no es mi culpa: estás preocupada de tonteras, y eso, justamente eso es lo que estoy tratando de decirte. Respira. Deja de lado ese teléfono y escucha los pajaritos.

- Eso quisiera ¡pero tú no te callas jaja!

- Ya, una última cosa -prosiguió Guillermo-: ayer me jodiste el paseo con el que te quise sorprender y "desconectar" un rato, o más bien conectarte con algo mucho más que "menos superfluo": la cordillera, su aire fresco, sus nubes, su viento, sus pájaros, y hasta los cóndores que pudimos divisar; casi pura invitación a lo contemplativo... Pero no; tenías que pasarte toda la jornada sacando fotos y filmando cada cosa que se movía y las que no también. ¡A todo le sacaste fotos! ni el perrito abandonado se salvó de tu captura, ni siquiera la escena aquella en que tuve que orinar tras una roca. ¿Y todo para subirlas a tu Instagram? (espero no aparecer allí, por favor)... ¿Acaso no necesitaste, siquiera un momentito, de tan sólo ver y respirar profundo sin ocuparte de nada más?... ¿Recuerdas cuando me hiciste registrar con el celular la pirotecnia de la noche de un año nuevo? Sucede que me perdí aquel espectáculo por dedicarme -a petición tuya- a no más que filmarlo todo con la cámara de tu celular. De eso ya han pasado varios años, y dime ¿viste alguna vez esas imágenes de nuevo? ¿De qué sirvió grabar aquello?... No te imagino invitándome, cual panorama, a ver por una pantalla los fuegos artificiales de un año nuevo cualquiera que ya ni recordamos. Nunca volvimos a ver dicho registro, ni yo pude disfrutarlo en su momento... Amelia, mi amor, parece que nos estamos volviendo estúpidos. ¡Amelia! ¡Amelia!

- ¡Ay, espera, espera!, disculpa que me perdiera la última parte de tus análisis para ayudarme a comprender "cuán perdida estoy donde justamente más he podido hallarme": viendo mis fotos. Pero Leticia por fin me respondió algo. Déjame preguntarle por qué me mandó cinco emojis llorando, parece que le pasó algo muy grave.

- Con palabras y no con emojis se habría ahorrado tu pregunta y su muy probable premura en que se la hicieras como la respuesta que tu tanto esperabas de ella -remató Guillermo-.Y no pienses en tragedias, si le hubiera pasado algo "muy grave", habrían sido, a lo menos, unos diez los emojis...


JFA