miércoles, 11 de febrero de 2015

Un préstamo muy especial recibido por la nuera...

Ojalá pudiéramos concluir que ha sido "un simple desatino" aquello de que la nuera (y por tanto el hijo) de la Presidenta de la República en ejercicio, haya recibido por estos días un préstamo de tal magnitud (aproximadamente 5 millones de dólares), casi de manos de uno de los grupos económicos más poderosos de Chile... No es sólo un daño a la imagen del máximo cargo en su discurso y al ejercicio de la política en general (ya tan desacreditada por sus prácticas de beneficio personal), es un hecho grave en sí mismo, muy grave, muy dañino para tantas expectativas nuestras -ingenuas o no- depositadas en el bosquejo de una administración justa, responsable, solidaria (y "maternal" más aún), pues deja en evidencia la clase de "subordinación" -de intereses personales también- que tienen las políticas económicas y sociales que verdaderamente pretende llevar a cabo el actual gobierno a propósito de sus poderosos "contactos" internos. 

Y si no era esto lo que se quería dar a entender en medio de continuas referencias a las prácticas transparentes además, allí el desatino y sus secuelas comunicacionales (o dígase más bien naturales), pero esto último es la mención de un aspecto menor... Lo grave, partiendo por cierto del evento en sí mismo, ha sido descubrir, una vez más (y con mucha rabia del perogrullo en este ámbito), que la imagen nos dice una cosa, y las evidencias, cada vez más, otra muy distinta...

JFA.


Del Gatopardo (Tomasi Di Lampedusa):

Por el rey, que representa el orden, la continuidad, la decencia, el derecho y el honor; por el rey que es el único que defiende a la Iglesia, que impide que se venga abajo la propiedad, que persigue "la secta".
Bellísimas palabras éstas, que indicaban todo cuanto era amado por el príncipe hasta las raíces del corazón. Pero había algo que, sin embargo, desentonaba. El rey, muy bien. Conocía bien al rey, al menos el que había muerto hacía poco; el actual no era más que un seminarista vestido de general. Y la verdad es que no valía mucho.
  -Pero esto no es razonar, Fabrizio  -replicaba Málvica-, no todos los soberanos pueden estar a la altura, pero la idea monárquica continúa siendo la misma,
  También era verdad.
  -Pero los reyes que encarnan una idea no deben, no pueden descender, por generaciones, por debajo de cierto nivel; si no, mi querido cuñado, también la idea se menoscaba. 


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