domingo, 4 de octubre de 2015

Celebrando la llegada de Violeta Parra.

Hoy es el cumpleaños de nuestra Violeta. Ella encarna de manera tan prístina ese misterio humano en el ejercicio creativo. Creo citar de manera correcta que aquella canción titulada Que pena siente el alma fuera su primer éxito radial, término con el cual ella seguramente no se sentía cómoda: había mucho, pero mucho más que ir banalmente en pos del éxito tan manoseado de los artistas, según finalmente nos legara. El éxito para ella, antes que nada, era poder interpretar con sinceridad palpitante el desgarro del alma, y tanto como el propio, el de su pueblo postergado, maltratado por la usura, el abuso de un poder económico que arrasa también con la huella cultural e impide su gestación, su amor, su desarrollo, la expresión de su humanidad brutalmente esculpida en la circunstancia del que nace pobre y golpeado más aún, en el más amplio y determinante sentido de la expresión...

Sus ojos, cuales piedras preciosas, no fueron parte de collar alguno, y tuvieron que conformar por sí mismos lo que terminó siendo de un valor incalculable, pero, al alcance de cualquiera: esta joya tiene un valor de alma repartida... Violeta se encargó de transmitir su determinación humana en forma de canto, desgarrado, brutal, inteligente, tan íntimo como involucrado también en la divulgación de un testimonio colectivo silenciado...

Existe una canción arrebatada por el uso mercantil sin límites -la prostituida como dice Silvio Rodriguez- y aquella que se hace cargo de un sentido mayor, el que tiene que ver con su propósito original como género creativo. Hacia allá vamos tras Violeta, hacia lo que ella mucho antes hubo de comprender como elemento sensibilizador del hombre, el contenido fundamental de su voz, verdadera, sangrante...sabemos que de allí su vigencia.


Javier Farías Aguila.



No hay comentarios: