miércoles, 28 de agosto de 2013

Pablo Herrera: El proyecto frustrado de una canción mayor...


¿Nacimiento y muerte de un interesante proyecto cancionístico? ¿que tuvo que mutar por las exigencias propias de la industria de la música comercial que condicionaba de esta forma un codiciado contrato?  -había que llegar a las masas fácil y rápidamente-  así que este tipo de canciones no servían para aquello... El cantautor chileno Pablo Herrera, al parecer, cedió, y se apartó para siempre de cierta propensión poética-musical en sus canciones, para terminar volcado en baladas simplonas, repetitivas y festivaleras, que no han dejado huella alguna en el desarrollo de nuestra canción con contenido, sólo dinero en los bolsillos para los involucrados en "el negocio" mientras fueron hits radiales, y nada más... (aspecto que por sí sólo, no digo que sea condenable...).


Este es un registro (me refiero al que está expuesto al cabo de este artículo) de lo que Pablo Herrera fue, artísticamente hablando, y pudo seguir siendo, al menos en consonancia con las expectativas que recuerdo nos generara a más de alguno en aquellos años, cuando hallábase inserto en lo que se denominó como Canto Nuevo, instancia creativa que abrigáramos con cariño y entusiasmo, en la esperanza de ver allí también, nuestra necesidad comunicacional, liberada de los grilletes impuestos por la dictadura, cuando "pensar cantando" y con guitarra, corría el riesgo de volverse un acto "subversivo", de tal modo justificándose la posterior censura (la que muchas veces derivó en los crímenes atroces que conocimos, en un espectro más amplio desde luego, de lo que fue la vigilada actividad intelectual bajo la bota militar), censura que, al mismo tiempo, era negada de manera sistemática en las palabras de personajes como el tristemente "célebre" Enrique Campos Menéndez, uno de los rostros de la "cultura permitida" del régimen dictatorial... 

Bueno, ahondando más en este tipo de canciones, digamos, algo así como "perdidas", de Pablo Herrera, como la que expongo abajo, abandonadas por él mismo, acaso con la legítima aspiración de tomar el rumbo que estimase pertinente o más congruente con sus reales deseos y posibilidades artísticas (no los nuestros como público expectante de aquel entonces), debo destacar que se advierte, ese origen que, justamente, delata la influencia de un canto mayor, cual ha sido el del cantautor Hugo Moraga, por ejemplo, que, no obstante, sin haber contado con las bondades de la difusión masiva que otorgan las transnacionales de la música, a dejado eso que se valora humanamente mejor: una huella, una influencia, seria y respetada, y en este caso, sobre los orígenes creativos de Pablo Herrera, de cuya "obra" a su vez, y por el contrario, no se advierten tales consecuencias de influjo significativo sobre otros artistas... Talvez, ha sido el costo de "ceder" ante las promesas de ser convertido en "una estrella", simple y previsible, de la canción romántica baladí...
Pero, en fin... de aquella etapa desempolvada, ha quedado esta hermosa canción que muchos hicimos nuestra, entre quienes, siendo niños aún,  intentábamos los primeros acordes con la guitarra.


Javier Farías Aguila


         



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