viernes, 8 de mayo de 2015

Se me ocurre contarte...

A menudo me parecen tan mal escritas algunas de las publicaciones que yo mismo escribo en este blog, que luego de revisar una que otra, varios meses después, me largo a corregirlas. Pero no tengo tiempo de revisarlo todo, y se quedan asì la mayoría, para mi propio desagrado. 

Muchas veces me permito el ejercicio de escribir bajo la efervescencia del momento, confiado en una supuesta habilidad de prescindir incluso de mayores correcciones, habilidad que por cierto no es tal, y menos cuando con tanta frecuencia he de pasar por alto las normas de Quinto Horacio y su Epìstula... 

Soy uno más de entre los millones de personas que hemos de usar esta plataforma con publicaciones tantas veces indignas de ser publicadas. Hoy en día cualquiera publica, cualquiera se dice poeta, cualquiera graba discos, que aunque malìsimos, por el sólo hecho, ya se sienten "colegas" de un tal Serrat, y pensando además que tras de sí siempre hay seguidores leales y ávidos por cada porquería que se les ocurra decir, o por cada tarareo de un bosquejo de canción o texto o dibujo incluso, que decidan dar a conocer, o vomitar, a través de esta dinámica "democrática" como se dice, de la internet...

Puede que mañana me arrepienta de haber escrito esto incluso... Pero, en fin... Mis cuadernos están llenos de borrones. Hace unas semanas, uno de mis docentes, profesional de la psicología, al ver mis borrones en el cuaderno de la asignatura a su cargo, me dijo que aquello es una señal de que quiero eliminar o apartar a alguien de mi vida, y bueno, me quedé pensando, tratando de dilucidar quién pudiera ser aquel al que me resisto en mi subconsciente, y al no encontrarlo, llegué a la conclusión de que soy yo mismo aquel al que quiero eliminar... No me mal interpreten, no estoy hablando de suicidio o de auto flagelaciòn, simplemente, soy objeto de borrones, soy objeto de autocrìtica, y voy borrando aquel "yo" de ayer, de la hora pasada, del mes anterior, o aquel "yo" de años atrás incluso, para corregirlo, para intentar mejorarlo, para rescatarlo, para salvarlo constantemente de no quedarse pegado en el error, en lo mal hecho, en lo indigno de ser vivido.

A pesar de todo, agradezco a los lectores de este blog: Por éste nos comunicamos, y, bien o mal, eso es bueno.


Javier Farìas Aguila



En casa de M.B., Sao Paulo, Brasil.



















La siguiente canción no viene al caso, sólo la he puesto aquí para contribuir a su difusión.




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