sábado, 21 de junio de 2014

Llorando con la belleza del Fin del mundo...























Podrías acabar emocionado leyendo este hermoso poema... terminé leyéndolo con los ojos llorosos... Es lo que provoca la que "llega quemándose desde muy adentro"... 

Siendo una más de las tantas reproducciones que hallaremos de este poema, me permito hacerlo aquí también, porque es uno de mis preferidos.


Javier Farías Aguila



Fin del mundo 

El día del fin del mundo
será limpio y ordenado
como el cuaderno del mejor alumno.
El borracho del pueblo
dormirá en una zanja,
el tren expreso pasará
sin detenerse en la estación,
y la banda del Regimiento
ensayará infinitamente
la marcha que toca hace veinte años en la plaza.
Sólo que algunos niños
dejarán sus volantines enredados
en los alambres telefónicos,
para volver llorando a sus casas
sin saber qué decir a sus madres
y yo grabaré mis iniciales
en la corteza de un tilo
pensando que eso no sirve para nada.

Los evangélicos saldrán a las esquinas
a cantar sus himnos de costumbre.
La anciana loca paseará con su quitasol.
Y yo diré: “El mundo no puede terminar
porque las palomas y los gorriones
siguen peleando por la avena en el patio”.
















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