sábado, 4 de abril de 2015

El juego.

Te imaginé cautiva de tu ropa, cuando pude liberarte persistieron los enigmas... 

Te veo caminando desnuda, alejándote lentamente de mi cama para regresar con un vaso de agua entre tus manos, que beberás con una calma desesperante -sin apiadarte de la urgencia con que yo quiero beber de ti- sin concederme sosiego alguno para lo que pasará mañana tras la belleza indescifrable de tu frente, sin más palabras, sin más revelación que la sensualidad del ángulo de tus incisivos asomados por tu boca... 


No me dices nada, pero te quedas y me dejas que te deje persistir en vano despertando mis suplicios, cuando todo será nada tras el último resuello de este juego.



Javier Farías Aguila



Acuarela de Mònica Larrea Trumper





































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