jueves, 18 de octubre de 2018

Francky Pierre... y Beken (Música a un Metro)

Francky Pierre es un inmigrante haitiano que trabaja en el metro de Santiago, a quien conocí en una de mis presentaciones como parte de "Música a un Metro", un día que advertí su presencia escuchando con atención mi trabajo musical. Luego de saludarlo, intercambiamos algunas palabras, las que le fueron posible en su dominio limitado aún del español...

Transcurridas algunas semanas desde aquel primer encuentro, hemos vuelto a coincidir unas cuantas veces en otra estación; de tal forma se nos generó un cierto grado de amistad y confianza.

Francky me contó que yo, con mi canto ejecutando la guitarra, le recordaba al cantautor haitiano de nombre Beken... yo interpreto en el metro canciones de Víctor Jara y Atahualpa (entre otros), es probable que algunas de estas canciones de los autores mencionados, en su parecido con las de Beken, fueran las que lo llevaban de regreso a su pueblo y a su gente querida que ha dejado en Haití.

Por otra parte, que él se detuviera a escucharme, lo comprendí como un regalo para mi, aquel de poder llegar a la sensibilidad de un inmigrante también, con mi canto.

Francky, luego de mostrarme algunos versos, cantándolos, de una canción de Beken, trató de explicarme la idea central de su texto... Quiero destacar que su interpretación breve me impresionó porque fue muy precisa en términos de la afinación y de lo rítmico, y teniendo en cuenta que él no tiene por dedicación la música. Uno de aquellos versos decía, de acuerdo a la traducción de Francky: "yo soy mínimo (limitado) pero con mi guitarra puedo comer"... Considerando que Beken carecía de una de sus piernas, ese verso describe su situación en tal sentido, prosiguiendo más o menos así: "En cambio tú, estás obligado a aprender a usar el martillo o el serrucho"... El cantautor haitiano nos quiere expresar con estos versos que la vida no ha sido injusta con él, que no merece la lástima por no tener una de sus piernas... que la vida se ha encargado en realidad de emparejar las cosas.

Este amigo haitiano, por todo lo anterior, me pareció un tipo sensible. Esa sensibilidad de alguien capaz de tomar para sí la esencia de una canción tan humana por demás (la de Beken), tan auténtica en su expresión sabia y sencilla, y seguramente tarareándola en su soledad o en su nostalgia, para no bajar los brazos en búsqueda de oportunidades. Razón por la cual está en Chile, enfrentando el desafío de un idioma que no domina bien, el desamparo también (teniendo en cuenta que fue de los primeros haitianos que llegaron), la discriminación más de alguna vez, y un futuro que si ya es incierto para nosotros, con mayor razón para él...

Te abrazo amigo con este pequeño relato. Y, con todo lo que cueste: ¡bienvenido!


Javier Farías Aguila


















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