jueves, 8 de mayo de 2014

Eucaliptus.

La poderosa lentitud de las raíces,
la generosa persistencia mutilada,
la serena vigilancia inadvertida...

         El harapo majestuoso de los eucaliptus.
El aroma boticario y quejumbroso de su altura.

Y la fascinación del arcoíris 
sobre su epitelio,
su tallo despojado,
su renuevo.



Javier Farías Aguila











































*Todas las imágenes fueron captadas en la "Laguna de la luz", Curauma, Valparaíso.

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