lunes, 26 de mayo de 2014

Frontera. Luis Durand. (Impresiones literarias).

Según Armando Uribe Arce, en sus Memorias para Cecilia, la novela Frontera, del escritor chileno Luis Durand (1895-1954), es un libro "notable". A partir de su impresión consideré por lo tanto mi deber leerlo, y para ello me valí, poco tiempo después de conocer su estimación, de una situación fortuita en que dicho libro llegara a mis manos como un regalo insospechado por parte de una amiga, quien, en un trabajo de clasificación de material donado para la biblioteca de ciegos en la que trabaja, se encontrara con una buena cantidad de libros que no servían allí por no hallarse bajo el sistema braille, entre los cuales hubo de ofrecerme éste. Recordé el título y el nombre de su autor, y recibí este libro como el más oportuno de los regalos. Y por cierto que -no por "seguirle el amén" a nuestro poeta- pude corroborar y concordar con su impresión inmediatamente al cabo de leerlo.


Frontera exhibe también una preocupación social, narrando algunos episodios del abuso sobre el pueblo mapuche, como por ejemplo aquellos actos "legales" con notario público y todo, prestos a certificar el traspaso de grandes extensiones de tierras a cambio de aguardiente...

J.F.A.

De aquel libro, Frontera, destaco y apunto entonces lo siguiente:



*Extracto, pág. 40:


Desde el río subió entre un retazo de monte el rumor del viento cuyo aletazo mojado bramó como una bestia temerosa.



*Destaco la siguiente descripción de la pág. 53, por su elocuencia, su prestancia lírica, cuales son, por demás, las características predominantes del relato en su totalidad: 

Peras de piel verde-claro, que adentro contenían una copa perfumada, y fresca de azúcar vegetal; duraznos de todas clases: blancos, amarillos, pelados con la piel lustrosa y coloradita como las mejillas de una muchacha de la montaña; priscos que al abrirse mostraban una melcocha olorosa; ciruelas que reventaban entre los labios en un chorro de almíbar. Y de los alrrededores, sandías verde-oscuras que al abrirse tenían una llamarada adentro; melones de seda de Denco; naranjas en las cuales se escondía el sol refujiado entre el verde follaje, como asustado de su propio color.




*Destaco el siguiente extracto, pág. 89:

Las lomas se sucedían una detrás de otra y entre ellas verdegueaba, rizado como un oleaje de esmeralda líquida, el trigo.



*Destaco, de la pag. 85, el comienzo del capítulo V (extracto que finalmente no pude reproducir aquí por no contar con el tiempo necesario).


(Selección: Javier Farías Aguila)



Luis Durand






No hay comentarios: