sábado, 19 de abril de 2014

Gabriel García Márquez, en la noticia de su muerte...

De Gabriel García Márquez recuerdo que, al más leve desvío de atención, me extraviaba fácilmente entre las generaciones interminables de Macondo. Recuerdo Los funerales de la Mamá Grande, el placer de la prosa poética, el ´encantamiento´ de su magia narrativa, el adefesio de los dictadores y el de los invasores del colonialismo... Recuerdo las colas de chancho, las alquimias; mis ansias de leer cada semana sus artículos literarios, luminosos, publicados por revista Análisis durante un período tan lóbrego en nuestro país. Me viene a la memoria también La casa de los espíritus, claramente influenciada por García Márquez (remedo, sería injusto)... Recuerdo el montaje del Grupo Escuela Teatro "Q", basado en su discurso frente a la Academia Sueca, con esa música de fondo tan apropiada: La maldición de malinche, que nuestra amiga Odette Gómez cantaba en esta obra. Y a propósito de canto, leer a Gabriel García Márquez en voz alta, definitivamente, es una experiencia muy parecida a cantar... Leer a Gabo, es un momento fundamental, y también un hermoso paraje de aproximación, de convergencia latinoamericana... Te lo dedico.


Javier Farías Aguila







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